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Fotografía mosaico no disponible
Museo Museo Juan Cabré
Inventario 0596
Clasificación Genérica Artes plásticas
Objeto/Documento Pintura
Título Familia Hostalot Papaceite
Autor Valdemoro, Leopoldina (Lugar de nacimiento: Madrid, 1970)
Materia/Soporte Pasta de papel
Técnica Técnica mixta
Dimensiones Altura = 80 cm; Anchura = 122 cm
Datación 2010
Lugar de Producción/Ceca Madrid (España, Europa)
Lugar de Procedencia Madrid(España, Europa)
Uso/función Decorativo
Clasificación Razonada LEOPOLDINA VALDEMORO
EXPRESIONES DE LO NATURAL

Un rostro, un cuerpo, piedras, árboles, miradas. todo ello forma parte de la expresión Natural. Sin hacer distingos entre ser humano y Naturaleza, la obra de Leopoldina Valdemoro incluye todos estos elementos dentro del mismo universo. Una mirada pertenece al mismo mundo que el movimiento de una rama de almendro. La presencia de una piedra es tan dinámica como la figura de un hombre. La sensualidad de una orquídea es el equivalente al nacimiento de Venus.

La concepción del arte de Leopoldina Valdemoro reivindica el concepto de Historia y del continuo temporal. Sus piezas nos retrotraen a una época en que el Hombre y la Naturaleza eran uno, cuando aún era sabido que la vibración del color de una flor podía tener más fuerza que el brazo de un hombre. Cuando la figura del ser humano era parte de la Naturaleza y no se creía inmortal.

La utilización de la tablilla como elemento de soporte pictórico, nos recuerda los retratos funerarios coptos. El retrato mortuorio representaba al difunto más vivo aún que antes de su fallecimiento. Sus miradas todavía nos increpan, y desafían a la muerte.

En sus tablas de papel, Leopoldina fija los retratos de una manera melancólica, añorando un momento que ha pasado pero rememorando un sentimiento de amor que es eterno. En la figura del hombre, en la de la niña, el tiempo se ralentiza, incluso llega a quedarse inmóvil durante unos instantes. Sin embargo, el mismo soporte da vida a la vegetación exuberante, vibrante de color. La vegetación, las flores, los árboles, están vivos, tienen más vitalidad y energía que la figura humana. La Naturaleza está viva, se mueve, palpita excitada. Al mismo tiempo, las mariposas se posan y, en cierto modo, calman la composición mientras su color se deshilacha.

La Naturaleza del hombre y la de la Vegetación, habitantes de un gran Todo, superan la materia. La niña surge, como un fantasma, de un espacio bidimensional. Se aparece al espectador y le muestra su esencia. Sin miedo. Le enseña su dulzura, su inocencia, casi su rubor, sin dejar de lado su femineidad, algo tan inherente a ella como el color a una orquídea, o el azul al cielo. Los elementos vegetales superan el espacio pictórico. Como atrapados en un espacio que no es el suyo, presionan contra sus límites físicos, intentando liberarse de la compresión de que estos suponen, escapándose entre las rendijas.

El ser humano vive en un entorno donde manipula la Naturaleza, pero aún así, ésta se las ingenia para imponerse a nuestra voluntad. Surge por los resquicios, por las grietas, mientras nuestra humanidad se cuela por los huecos de las ramas.


Las cabezas de Leopoldina Valdemoro muestran la sutilidad del sentimiento y la viveza de la emoción. En ocasiones, se giran sobre su pedestal, sobresaltadas, increpándonos. En otras se dejan llevar por la brisa o la caricia del sol. Pero siempre ajenas a nuestra presencia, y tal y como lo hacía la niña, dejándose llevar por el placer o el sentimiento, desafiando nuestras impresiones, sin pudor.

Mercedes Valladolid Soria




UN ACERCAMIENTO A MI OBRA
A través del arte el hombre ha expresado sentimientos, pensamientos e ideas. En mi caso es un proceso que procuro no esté intelectualizado, que no se mueva por la lógica, sino por sensaciones, por impulsos, por intuición, un fluir de la existencia. Busco un lenguaje que parta más del corazón y de lo afectivo que de la cabeza. Al fin y al cabo la vida es paradoja y misterio. El camino elegido ha sido fluir con mis sentimientos y huir de lo razonado, vía que siempre me ha llevado a un bloqueo creativo.
Hablar de las influencias que hay en mi obra hace que me remonte a mi infancia, a la frase ¿qué quieres ser de mayor? A lo que yo respondía «¡arqueóloga!». De ahí surgieron infinidad de visitas con mis padres al museo Arqueológico de Madrid. Siempre me fascinaron las cabezas seccionadas, los retratos antiguos: ¿quiénes eran? ¿Quién los había esculpido? ¿Qué historias escondían detrás de esas miradas? Me impresionaba esa energía que desprendían cargadas por el tiempo, la tierra, la humedad y el aire. Me interesaba el misterio que emanaban, parecían venir del más allá, de muy lejos. Siempre estaban allí los fragmentos, una parte del todo que parecía haberse perdido en la lejanía del tiempo.
Esa fascinación por la arqueología me ha llevado estéticamente a crear piezas fragmentadas, el cuerpo mutilado, el roto, la grieta y lo envejecido. Estas obras fraccionadas, parciales y truncadas concentran sus esfuerzos sobre aquellos que les queda o les falta. El fragmento se convierte en el punto de partida de una reconstrucción material por parte del espectador que invita a la imaginación.
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Al igual que una cabeza egipcia o un retrato romano consiguen una autonomía estética (sin poder comprobar jamás si el parecido es fiable o no), mis cabezas quieren ir más allá del parecido y mostrar una belleza atemporal.
Respecto a la pintura siempre me he sentido seducida por los frescos antiguos (pompeyanos, egipcios, griegos, etc.) Esta atracción se pone de manifiesto en mis obras a través de texturas que parecen estar carcomidas por el tiempo; el roto y la grieta anuncian un pasado, una historia que las ha arañado, fragmentado y roído.
Pero el verdadero nexo de unión en toda la obra es la elección del material con el que doy forma a mis piezas: papel reciclado.

Esta elección no es casual: mi intención era cargar las piezas de una energía que viniese dada por el tiempo, el espacio y las vivencias que impregnan los objetos. Este material va más allá de la idea ecologista de reciclaje; es un renacer un continuo transformarse. Materia y espíritu no son más que dos formas distintas de una única existencia infinita. Y es precisamente en la pasta de papel donde se mezclan la materia con el espíritu o la energía que aporta la transmutación constante de los objetos. Una escultura hecha con pasta de papel reciclado trae consigo una renovación que viene cargada de la energía de lo que anteriormente fue. Es el ciclo de la vida, un árbol-papel-dibujos de un niño-apuntes del colegio-cartas de un ser querido... una escultura.

Leopoldina Valdemoro Jurado



Leopoldina Valdemoro Jurado (Madrid, 1970) licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, presenta en el Museo Juan Cabré la exposición "Expresiones de lo Natural". La muestra alberga unas 25 obras entre esculturas y pinturas que en su conjunto tienen en común el material utilizado en su elaboración, el papel reciclado, así como, el gusto de la artista por la estética de los modelos clásicos.
La pasión y el interés de Leopoldina desde su infancia por la arqueología -profesión a la que le hubiera gustado dedicarse- le sirve como inspiración a la hora de crear sus obras con un estilo propio, personal y atemporal, recreando un mundo actual y familiar al estilo de los clásicos egipcios, griegos o romanos.
Al contemplar sus bustos, retratos, cuadros vegetales, etc. nos parece que pertenecen a otro tiempo, ello se justifica por la técnica utilizada por la artista, quien con gran pericia envejece, fragmenta o agrieta la obra: "Un rostro, un cuerpo, piedras, árboles, miradas. todo ello forma parte de la expresión Natural. Sin hacer distingos entre ser humano y Naturaleza, la obra de Leopoldina Valdemoro incluye todos estos elementos dentro del mismo universo. Una mirada pertenece al mismo mundo que el movimiento de una rama de almendro. La presencia de una piedra es tan dinámica como la figura de un hombre. La sensualidad de una orquídea es el equivalente al nacimiento de Venus. (Mercedes Valladolid Soria. Catálogo de la exposición)".



"el fragmento se convierte en el punto de partida de una reconstrucción material por parte del espectador que invita a la imaginación"
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